
¿Pero por qué de repente el futbolista español triunfa? Algunas de las razones responden a la propia evolución del fútbol. Hace 10 años el futbolista deseado era aquel que era alto, de físico imponente, e incansable en el esfuerzo. Entonces daba igual que este futbolista no supiera dar un pase a 2 metros, ni parar la pelota. Lo que se pretendía era que corriera e hiciera el trabajo sucio. Al principio este modelo de futbolista solía ser tan solo un centrocampista de corte defensivo por equipo, pero con el tiempo se fue extendiendo su presencia a más posiciones y los equipos se fueron llenando de jugadores de estas características. Con esta evolución los equipos ganaron en presencia y despliegue físico, pero perdieron en casi todo lo demás.

El físico, no obstante, sigue teniendo mucha importancia, pero ya de otra manera. Los estudiosos del fútbol afirman que para triunfar en el fútbol profesional actual un jugador debe reunir, al menos, una de las siguientes cualidades: velocidad, rapidez o fuerza. La velocidad del juego actual sin duda que obliga a que los futbolistas necesiten de por lo menos alguna de estas cualidades físicas para poder triunfar. No obstante, las canteras de los grandes equipos (especialmente la del Barça) saben que por encima de potenciar estas cualidades físicas durante el periodo de formación del chico, existe la premisa de potenciar al jugador tanto técnica como tácticamente para alcanzar el éxito.

En el momento en que dejamos de importar ideas de otros países de cómo era el futbolista ideal y nos pusimos a buscar nuestro propio tipo de futbolista, empezamos a construir algo grande, una identidad. Ahora resulta que todos miran a España intentando importar ellos nuestro concepto de fútbol, pero hasta que lo consigan pasarán años, y mientras tanto seguiremos disfrutando.
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